Inicié este blog para compartir lo que cocino, los ingredientes que me inspiran a crear en poco tiempo algo delicioso, que nutra el cuerpo y el alma. Que haga olvidar el mundo de allá afuera.
Luego pasó el terremoto de Haiti, y me encontré ante la imposibilidad de escribir acerca de berenjenas al horno, o galletas de chocolate y cereza, mientras millones de personas en Haiti no tienen ni agua para beber. No pude.
Nada ha cambiado ahora, la gente sigue muriéndose de hambre, peleando por saquear los Almacenes de la ONU para tener qué comer. Miles de personas no tienen dónde vivir. Pero al quedarme callada tampoco ayudo en nada. Y aunque para los haitianos, o sin irme más lejos, gente de mi misma ciudad la comida sea un lujo, es algo con lo que en mi casa estamos bendecidos. Y para eso escribo, para compartir mis bendiciones y mis creaciones o recreaciones en la mayoría de los casos.
En fin, que en enero hice varias sopas y cremitas para contrarrestar el frío invernal, y estas son algunas de ellas.
Caldo de Camarón
Este lo hice para el año nuevo, y quedó un poco que congelé y saqué a medio mes. Como se ve, el caldo era más bien espeso, más consistente de lo que normalmente se conoce; lo que hice fue buscar varias recetas y combinando las instrucciones de mi hermana y mi mamá, éste fue mi método.
Compré camarón seco (350gr), le quité las cabezas y colas y esto lo molí finamente. Hice una base con cebolla, jitomate y ajo picados en aceite de oliva. Esperé a que cristalizara un poco y añadí a la licuadora junto con las cabezas molidas para lograr un caldo suave pasé por la coladera la mitad del caldo, dejé un poco para lograr consistencia.
Agregué suficiente agua, los camarones, papas cambray y zanahorias en cubos y dos chipotles adobados sin semillas. Dejé que hirviera y bajé el fuego, por 30 minutos hasta que los camarones se suavizaran. Finalmente agregué perejil picado y corregí sal y pimienta. Quedó muy bueno, el caldo espeso y picante, las verduras dulces y tiernas y los camarones con muy buen sabor.
Esta es ideal para darle un giro al clásico puré de papa, para acompañar chuletas de cerdo, o algún pollo rostizado. Es muy suave y cremosa, los poros le dan un toque dulce y la textura perfecta.
En una olla se calienta una cuchara de aceite de oliva y una de mantequilla, aquí se cristaliza media cebolla y un poro picados finamente. Cuando estén suaves se agrega una cucharada de harina y se mezcla bien. Se agrega 1 litro de caldo de res y de dos a tres papas cortadas en cubos. Si se desea se agrega un chorrito de vino blanco y se cuece a fuego lento hasta que las papas estén suaves.
Se muele la sopa en la licuadora y se regresa a la olla, se agrega sal y pimienta al gusto. Como guarnición se pueden usar unos pedacitos de poro dorados, o cebollines.
Crema de Zanahoria
Esta sopa es una de las más sencillas pero desde que era niña, una de mis favoritas. Con una cucharada de crema agria se vuelve una exquisitez.
En una olla se dora en aceite de oliva una cebolla y un ajo finamente picados por unos minutos. Se agregan 5 o 6 zanahorias peladas en cubos, con sal, pimienta y comino; se dejan cocer por 10 minutos más, se agrega 1 litro de caldo de verduras o pollo, y se baja la lumbre, hasta que las zanahorias estén suaves. Se muele en licuadora y se agrega una taza de leche o media taza de crema, se deja calentar la sopa por un minuto o dos. Se puede agregar un puñito de cilantro al final. Deliciosa.